Las ventas de túnido en la lonja han caído un 84 % este año
A.F.C.
La costera del bonito ha dejado buen sabor de boca en la flota de Cedeira, aunque solo han participado tres barcos -Sielan, de artes menores; El Cañavera, volantero; y Nuevo Salorio, palangrero de fondo-. «En general, ha sido una de las mejores de los últimos años, porque había mucho bonito y estaba muy cerca, por eso se acabó tan rápido la cuota y tuvieron que cerrar. Los volanteros están arrepentidos de no haber ido», reconoce la patrona mayor, Lucía Villar Martínez.
Las ventas de este túnido en la lonja cedeiresa se han desplomado este año, con 13.280 kilos y una facturación de 73.696 euros, frente a los 82.401 kilos del mismo período de 2017, por 369.875 euros. El Nuevo Salorio apenas operó en la rula cedeiresa. «Fomos sobre todo a Colindres [Cantabria] e Puerto de Vega [Asturias], e algo en Cedeira» explica el patrón, Antonio Iglesias Piñón. «A campaña estivo moi ben, foi unha mágoa ter que deixar tanto peixe nos nosos cantís, porque hai moito, pero esgotouse a cota. A seis horas de porto xa collías bonitos de doce ou catorce quilos», indica. Pese a que solo faenaron durante dos meses, compensó. «Ten un custe adaptar o barco, porque o bonito non come se non vai todo coma unha seda, sen ningún ruído, e o barco non pode producir correntes porque iso nótano moito», relata.
Iglesias Piñón constata las dificultades para encontrar personal: «Sempre andamos cinco e este ano fomos catro, porque non veu ninguén». Ahora están pescando atún patudo, una especie que apenas se comercializa en fresco, pero con un importante mercado en la industria conservera.
Los volanteros miran a octubre
La flota de la volanta mira al mes de octubre, pendiente de un reparto adicional de cuota, aunque la patrona mayor teme que la cantidad, «procedente de un intercambio con Portugal, sea pequeña». Villar acusa el impacto de un documental sobre el anisakis: «Cuando se pescó más cayeron mucho los precios por eso».
Debe estar conectado para enviar un comentario.